viernes, 8 de abril de 2011

maracaibo



Otra vez Mónsul. Por la mañana en la pequeña playa pegada al Barronal. En el pequeño hueco que queda entre las rocas. Leo casi de un tirón Maracaibo, de Silliphant, en una traducción de Plaza y Janés de 1958. Con mucho acercóse y sentóse en el sofá, pero con perlas como:

-¿Sabes el problema que hay con el whisky?-dijo Vic a Milt de repente-. Lo he oído explicar en algún sitio. Te bebes un trago y te sientes convertido en otra persona... pero luego esa persona también tiene que beber.

Cuando se editó este libro aún no se había estrenado la peli en España.

Por la tarde vamos a la parte nudista. Antes dibujo a unas guiris cansadas sentadas en las piedras. Nos comemos unos bocatas y logro bañarme mientras Vic se sumerge con los explosivos hasta los treinta metros, en el lago.

Riego estas plantas tan poco necesitadas y salimos, por la noche al Duende. Hoy viernes, hay más gente. Enfrente (dibujo), hay tres tíos nuevos. El patillas de la izquierda tiene un grupo de rock (no es The Opium Buddhas Band, formado por británicos en Almería), el del medio, un cachas de gimnasio; y el de la derecha, salvó la vida ayer a un chaval en la playa de San José, dándole unos masajes cardiacos mientras llegaba la lenta ambulancia. Este menda vive con su perro en la calle y duerme en la playa. Dice que suelen molestarlo los guardias. Es tranquilo y buen tío. Nos cae bien.


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