jueves, 14 de marzo de 2013

el lado oscuro del papa

Caricatura de Carlos Latuff, de aquí

Porteño del barrio Flores, hincha de San Lorenzo –el equipo “santo” que ayer difundió orgulloso el carnet de socio del Papa–, Bergoglio nació el 17 de diciembre de 1936 en un hogar de inmigrantes italianos: su padre era empleado ferroviario y su madre ama de casa. Estudió para técnico químico, pero a los 21 años decidió entrar al seminario jesuita. Se ordenó sacerdote a los 33 años e inició una rápida y siempre ascendente carrera: apenas cuatro años después ya presidía la Compañía de Jesús en Argentina.

Durante aquella época sucedió el episodio por el que debió declarar como testigo ante la Justicia en 2010 y que aún hoy le vale las acusaciones de los organismos de derechos humanos. Hay testimonios que aseguran que Bergoglio les quitó protección a los sacerdotes jesuitas Orlando Yorio y Francisco Jalics, quienes hacían trabajo social en la villa de Flores y fueron secuestrados en mayo de 1976, al inicio de la dictadura. Fueron liberados cinco meses después, luego de sufrir la tortura de los interrogatorios de la ESMA. Esos testimonios sostienen que Bergoglio les había advertido que debían abandonar el trabajo social. Como los sacerdotes se negaron, les dijo que tenían que renunciar a la Compañía de Jesús, lo que fue interpretado como una luz verde por la represión.

En su declaración testimonial, Bergoglio negó haber quitado esa protección y aseguró que los sacerdotes decidieron ellos alejarse de la Compañía porque querían formar su propia congregación. Que luego incluso vio dos veces a Jorge Videla y dos veces a Emilio Massera para pedir por los sacerdotes. Yorio nunca se recuperó. Murió en Uruguay en el 2000 convencido de que Bergoglio no había hecho nada por salvarlos.

Los organismos de derechos humanos mostraron ayer su contrariedad por la llegada de Bergoglio al trono de San Pedro.


                                                          (Publicado hoy en Página 12, periódico argentino)



El poeta argentino exiliado a México Juan Gelman resumió su disgusto con el papa Francisco, a quien había acudido cuando éste era el obispo Bergoglio en busca de ayuda para encontrar a su hijo. El obispo le dijo que no podía hacer nada, “pero ante la justicia declaró otra cosa, que había hecho gestiones sin éxito”.

No hay comentarios:

Publicar un comentario