jueves, 20 de junio de 2013

de figueira da foz a coimbra







Cogemos la nacional 109 hasta Figueira da Foz, entre pinos y más casas con su huerto o jardín delante. Los pinares siguen sobre la arena. Nos apartamos en las primeras playas. Hay que subir una escalera de madera casi oculta por la arena casi blanca para atravesar el muro de dunas. Hace viento y está nublado.
En Figueira, aparcamos junto al mercado y desayunamos galaos y bolo de arroz en el Café Brasil, frente a la picota o rollo. Junto a la Iglesia de Sâo Juliâo hay un hermoso edificio de bomberos.

Luego la 111, entre montañas, ríos y campos de arroz. En un monte verde está colgado el castillo de Montemor-o-Velho, construído para la defensa de Coimbra y cuna de los viajeros Fernâo Mendez Pinto, famoso por sus relatos, y Diego de Azambuja, que viajó con Colón y recorrió las costas africanas. El castillo está muy bien conservado y ajardinado, el paseo de la entrada es muy agradable. Cojo unas hojas de los árboles, pues los desconozco, lobuladas en tres puntas y de un verde fosforescente. Dibujo su iglesia simple y bonita, con arcos ojivales apoyados en columnas retorcidas.

Aparcamos en la Plaza del Arco (del acueducto) de Coimbra, subimos la trabajosa escalera de la Universidad, recorremos las viejas dependencias entre estudiantes togados, antiguos patios porticados y forrados de azulejos, la capilla de San Miguel y demás laberintos. Salimos por el trayecto de la antigua muralla, las torres de entrada, La Plaza de Comercio, la hermosa y pequeña iglesia románica de Sâo Tiago, El Monasterio de Santa Cruz en 8 de Maio y las callecitas de enfrente, llenas de tabernas de menús pobres, donde comemos, rótulos desgastados y casitas pintadas de colores. Dibujo la iglesia de Sâo Tiago y el detalle de sus capiteles de la fachada principal, de piedra naranja, donde un ave pica la cabeza de un león con cara humana.

Una fuerte tormenta nos hace refugiarnos en el Café de Santa Cruz, instalado en alguna dependencia del monasterio y con tanta historia que puede uno entretenerse. Mantiene sus arcos y nervios de piedra, el mobiliario es rancio, con sillas de cuero repujado y aparadores neoclásicos. Salimos cuando parece escampar, pero el cielo ruge de nuevo y fumamos bajo las sombrillas de la terraza con el fantasma de Saramago (que también dibujo).

Paseamos hasta la Plaza de la República y luego la del Arco. Nos vamos al camping, de cuatro estrellas, con un montón de servicios que no usaremos, pero barato, verde, silencioso y agradable. Hacemos una ensalada y unos bocatas calientes de presunto y fumamos bajo un árbol. Empieza a llover y se va la luz. Nos acostamos.

Gastos 18,20 euros. Gastos Acmdo 218,32. Media diaria 36,38.

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