lunes, 16 de septiembre de 2013

septiembre



Llega el final de las huertas y la conserva de lo sobrante. Pimientos y guindillas ensartados para secar. Conservas de berenjenas, tomates e higos. El olor a albahaca entre el de guiso de berenjena y el mosto de finales. Las casas se encalan y la vecina pinta las puertas y barniza cada una de las piedras. Las mujeres dueñas de su trozo de calle. Y ese ñoñofolclore como si hubiera turistas mirando. Las mujeres en los cultos como cuando era la única forma de reunión y diversión. Campanas y cohetes que asustan a los perros y los niños, que lloran. No quieren ir al cole esos machotes que ya han empezado a beber alcohol. Los marroquíes han vuelto para la vendimia. Piden agua para lavarse antes de rezar. Encienden lumbres y duermen bajo los álamos del Hondo. Se rifan enormes calabazas y pollos picapedreros. Vuelve la comida caliente y las moscas de la vendimia. Hermosas puestas de sol y fresquito por la noche échate la manta. Juntos en procesión parecen buenos. La última juerga antes de recogerse con un montón de leña para el invierno. Unos bailes, voces etílicas y unos churros antes de acostarse. Y luego el encierro, el casino, la chimenea, el tute subastado, el café mejorado con anís, la tele limpiando los cerebros.
Arrastrado huelo esa vainilla que trae el lijado de la madera seca de pino.

Pero no me dejaré.


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