miércoles, 20 de abril de 2016

con el traqueteo del tren

Me siento especialmente bien, oyendo música y viajando en tren. Debemos acabar con los círculos y avanzar en línea recta. El concepto día convierte la vida en círculos repetitivos. La repetición es demente, aburrida hasta la saciedad. Cada día anochece y amanece una vez. Todo parece dar vueltas en miles de vidas de un día.
Por eso el hombre moderno se enamora, porque es como un viaje a un lugar desconocido sin un tiempo prefijado, y simplemente se enamora como el que va a Chamartín y coge un tren sin un destino concreto. Podemos decir que al hombre moderno solo le queda enamorarse o viajar en línea recta sino quiere encerrarse en una torre de marfil. Allí también puede viajar por las palabras de un libro o las imágenes de una película. Soñar también es viajar en línea recta.
El hombre moderno viaja, se enamora, hace amigos y, finalmente, se defrauda de los otros y de su propio intento. El hombre moderno debe aprender a perder.

El hombre que observa. El hombre detrás del cristal de un tren que a lo mejor se fuma un cigarro y oye a los Church, y toma el sol cálido que ilumina la estación de Aranda del Duero, donde otro hombre sentado en un banco se fuma un cigarro y toma el sol mirando pasar a aquellos que viajan en línea recta. Entonces piensa que viajar en línea recta es un error si todo gira sobre algún eje y todo acaba como empieza.

Se mira alrededor cuando un libro se cierra, para cerciorarse de que seguimos aquí, en el sitio donde volvemos al salir del cine y despertamos, de que no somos uno de aquellos personajes volátiles que aparecen y desaparecen con el halo dulce que da la distancia, la imaginación.

Es difícil salir de uno mismo. Cuando nos quitamos el celofán nos desmoronamos como un polvorón. El mundo se llena de malentendidos. Entonces solo queremos mirar detrás del cristal y pensar me has quitado la paz pero me has dado un deseo, un deseo imposible, y regodearse en la tristeza.
Porque cuando el hombre viaja quisiera tirar su maleta de mentiras por la ventana, aprovechando la oportunidad de renacer que nos da esta excursión a lo nuevo.

Gastos: viaje 4.000, comidas 1000, taxi 500, concierto 1.200, pensión 800, TOTAL 7.500 pesetas
             viaje a Madrid 2.000, TOTAL 9.500 pesetas

Viaje a las montañas. 19 de julio de 1986

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